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a la cena, los comentarios, las experiencias del dia, Compartimos vuelos y amistad |
De Izq.... 1. Illich San Martín
2. Gabi König
3. Cristian Cid
4. Jaime Arrigorriaga
3. Cristian Cid
4. Jaime Arrigorriaga
5. Basilio Impellizzeri
6. Renato Werth
7. Hernán Cortés
8. Gerardo Rocha.
9. Arturo García
10. Marcela
11. Alberto Meris
12. Jerónimo Lavancy
UNA RISITA NERVIOSA….
Los aladeltistas y demás aviadores tenemos para
contar nuestras propias escapadas en que por un pelo nos salvamos de un
accidente. En lo personal, en mis 36 años de tanto buscarle las 5 patas al gato,
estuve muchas veces muy cerca de hacer mi “último vuelo”.- Esto culminó el día 7 de Noviembre de 2015 en
el Campeonato de alas delta Iquique 2015.-
Pero dejemos esto
para el final y te cuento que esto comenzó en Batuco, un mes
antes cuando después de los vuelos,
disfrutábamos de un asado festejando el cumpleaños de Marcel Didier cuando éste
llamó a Renato Werth y me dijo “Basilio, sabemos cuánto de gusta esta
huevá...y el club ha decidido pagarte
pasaje y estadía durante el campeonato”.- Imagínate, querido lector, hacía
muchos años que no asistía a este evento anual, por mi trabajo y porque
cuesta mucha plata.- De repente se me
iluminó la cara, mi mano derecha buscó con
urgencia la de ellos y dije “echo”, (antes que me dijeran que fuera
broma).- Me sentí muy querido por mis compañeros y encontré el sado mucho más
rico.-
No obstante
tendría que dejar “botada” a mi vidriería por 10 días y además convencer a mi
mujer (que se las sabe todas) que iba sólo a reportear, no a volar.- Además con
otra mentira sacar el ala de la casa unos días antes.- Para el amor y el vuelo
“todo vale”.-
Así fue como el 2 de noviembre íbamos en un bus para el lugar de despegue en Patillos, todo bullicio, y risas como niños para el colegio y sacándonos fotos.- Roberto Ulate, Marcel Didier, Pestañas Alvares Renato Werth muy buenos animadores, donde cada ocurrencia era celebrada con risotadas,Llegados a Patillos, nos disputamos el escaso espacio que había para armar tantas alas al costado de un camino y luego uno a uno cruzarlo listo para despegar, mientras pasaban enormes camiones cargados con mineral.Ese primer día
el más valiente se arriesgó con tan poco viento. Lamentablemente quedó ahí nomas
aterrizado a nuestros pies. Los más “calientes” poco a poco lo hicieron después
y fueron remontándose y entre ellos iba yo, ganando trabajosamente altura porque
con mi viejo Saphir (27 años de duro trajinar), sólo subimos si lo hacemos
pegadito al cerro. Cuando alcancé los
650 metros, enfilé para el norte
tratando de ir lo más lejos posible, siguiendo el cordón de la cordillera de la
costa.- Cuando llegué a una entrada
grande y estimé que iba a quedar botado muy lejos de la carretera, planeé hacia ella, la desarmé y esperé varias
horas a que llegara el rescate.- Fue la
tónica de esos 6 días de vuelo fuera de campeonato, a medida que aprendía
llegaba más lejos.
Para mí fueron días de maravillosa
camaradería en que compartíamos en la cena y desayuno las experiencias de vuelo y donde entre
tantas pullas, tallas y risotadas, algunos demostraban sus habilidades
culinarias. Así por ejemplo Jaime León fue especialista en
asados, Mario Hammesley unos huevos revueltos
con mantequilla, para chuparse los dedos, Jaime Arrigorriaga paltas y
huevos, pero quién servía para todo,
Jorge Vidal, del equipo “Viento de Frente”, capaz de cocinar cualquier exquisités
con lo que había. Muy eficiente; nos ayudó en los despegues y en los rescates
siempre supo donde estaba cada piloto volando o aterrizado.-
Yo esperaba una oportunidad para “ganarme los porotos” y cuando se fue Jaime el de los asados me ofrecí a hacerme cargo. ¿Para qué?, Pronto quedaría en evidencia que del tema sabía poco-Así fue cuando salimos al supermercado a comprar carne y verduras Renato, Jorge y yo-. Jorge llevaba el carro. Al poco andar los dos primeros se consultaban mutuamente y el que suscribe llevaba el carro calladito nomás-
Durante la semana había hecho prudentes vuelos fuera de
campeonato, pero ese último día quería hacerlo más lejos que el día anterior,
en que llegué al polígono de tiro de los aviones de la FACH.
Me había acelerado tanto con la idea., que en Patillos despegué antes, apenas remonté a 700 metros, me fui para el norte. En una parte tenía que tomar suficiente altura para pasar una quebrada y estando a unos 50 metros sobre un cerro girando lo más lento posible una térmica, cuando me chupó una descendente estando estoleado, Me vi arrastrado hacia atrás del cerro sin control, lo que me aseguraba que el rotor y la caída iban a dejar sólo restos desparramados del ala y su piloto. Unos pocos segundos nomás porque con la caída y la velocidad recuperé el control del ala y desesperadamente la saqué para afuera pasando a sólo unos 4 metros del risco. Si hubiera habido siquiera un roce con él la caída de 400 metros hubiera sido fatal.- Apenas pasada tan horripilante experiencia, se me fueron las ganas de continuar para el Norte, miré para Chanavallita,( lugar de concentración y almuerzo) que había quedado atrás y no creas que habían terminado mis temores porque antes de llegar al terreno llano de sus inmediaciones, tendría que cruzar unos 2 o 3 Km. de médanos por encima y si no llegaba, aterrizar entre ellos con ese viento tan rasante y fuerte y en medio de las turbulencias que seguramente iba a encontrar.- Felizmente unas pequeñas térmicas que encontré en el camino me permitieron llegar, Rato después aterrizo a mi lado Jaime Arrigorriaga, nos apoyamos mutuamente para desarmar con el viento que amenazaba con arrastrarnos, nos sacamos una foto.
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Esperé varias horas a la sombra de este letrero |
Me había acelerado tanto con la idea., que en Patillos despegué antes, apenas remonté a 700 metros, me fui para el norte. En una parte tenía que tomar suficiente altura para pasar una quebrada y estando a unos 50 metros sobre un cerro girando lo más lento posible una térmica, cuando me chupó una descendente estando estoleado, Me vi arrastrado hacia atrás del cerro sin control, lo que me aseguraba que el rotor y la caída iban a dejar sólo restos desparramados del ala y su piloto. Unos pocos segundos nomás porque con la caída y la velocidad recuperé el control del ala y desesperadamente la saqué para afuera pasando a sólo unos 4 metros del risco. Si hubiera habido siquiera un roce con él la caída de 400 metros hubiera sido fatal.- Apenas pasada tan horripilante experiencia, se me fueron las ganas de continuar para el Norte, miré para Chanavallita,( lugar de concentración y almuerzo) que había quedado atrás y no creas que habían terminado mis temores porque antes de llegar al terreno llano de sus inmediaciones, tendría que cruzar unos 2 o 3 Km. de médanos por encima y si no llegaba, aterrizar entre ellos con ese viento tan rasante y fuerte y en medio de las turbulencias que seguramente iba a encontrar.- Felizmente unas pequeñas térmicas que encontré en el camino me permitieron llegar, Rato después aterrizo a mi lado Jaime Arrigorriaga, nos apoyamos mutuamente para desarmar con el viento que amenazaba con arrastrarnos, nos sacamos una foto.
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con Jaime y después del vuelo, en que nací de nuevo |
En el posterior almuerzo, me elogiaron y aplaudieron por mis
80 años, les agradecí su generosidad, les dije lo bien que me sentía
disfrutando tan valiosa amistad; pero con el susto pasado mis rodillas no paraban de temblar y una risita nerviosa me salía de adentro…
En la foto, junto a Arturo García Aldunate (Izq.) quien me dió instrucción hace 35 años, Alberto Meriz Phol con 39 años de deportes aéreos quien se lo ha volado todo, pero su preferencia es para el aladeltismo, y a mi derecha Renato Werth Stewart, eficiente organizador del campeonato.
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Una medalla por haber participado, |
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