- Campeonato Alas Delta Rancagua 2001´
- Mis experiencias…54: El Vuelo del Milenio.
- .Mis reflexiones:..12: De aterrizajes y aterrorizajes.
- Campeonato Nacional Iquique 2001.
¿Qué no?, Bueno acá van los detalles: otro día se hizo una triangulación con despegue en Las Vizcachas al Norte Cerro Tres Puntas, vuelta al Sur hasta Cerro Blanco y aterrizaje en Las Vizcachas.
El último día fue hasta Batuco, donde hicieron gol: Cristian Cid, Germán Romero y Max Spiess. Por puntaje general ganó Germán Romero.-
El 20 de Marzo de 2001 pasado llegué a las 7 de la mañana con mi ala delta Saphyr y acompañado por los Hnos. Gimenez, quienes me ayudaron en las maniobras de despegue que debía ser exactamente a las 7:53, justamente 2 minutos antes que comenzara el III Milenio o sea que el sol comenzara el periplo 2001 desde la coordenada cero. Como es habitual lo primero que hice fue ir a mirar la veleta instalada allí. Lo que ví, no me gustó para nada. Indicaba una brisa marcadamente puelche (viento que corre desde la cumbre hacia el valle). Yo venía preparado para un despegue complicado, porque esperaba encontrar viento cero, por la hora y además confiaba en que el naciente sol calentaría un pichintún la ladera, con esto el aire se calentaría un poquitito y estaría subiendo lentamente por la ladera facilitándome el despegue. Por el contrario, el sol amaneció tapado por nubes bajas y este viento puelche venía a hechar por tierra, las pocas posibilidades de despegar. Yo nunca me había atrevido a hacerlo con cero viento, mucho menos con puelche. Por un momento dudé si valía la pena aporrearse o no., pero consideré que si me había ilusionado por 18 meses y además lo había anunciado tanto, tenía nomás que hacerlo, en fin "por la boca muere el pez". Entonces comencé a armar mi ala con la esperanza de que mi compañero Oscar Pérez llegara para hacerlo juntos. Al final lo que sí llegó fue la hora de empezar a correr por la rampa de despegue y a mi me temblaban las piernas. No era para matarse, a veces hemos despegado con poco viento y como el ala no se infla, hemos caído en la ladera y generalmente no ha pasado de un ramillazo, una contusión, a lo más alguna quebradura. Apreté dientes y cachetes, bajé la nariz del ala y salí corriendo por la rampa a lo que daban mis piernas, cuando se me acabó la rampa, el impulso me alejó algo y en la caída me mantuve rozando la ladera por unos quince metros, hasta sobrepasar los 35 Km . por hora necesarios para tener control sobre el ala y sacarla para afuera. Luego fue un corto vuelo de 4 minutos de gritar, gritar y cuando hube aterrizado, se me escapaba una risita nerviosa ¿porqué sería?. Cuando se me fue pasando el susto y me tranquilicé, pensé que lo más difícil de todo había sido madrugar y no valía la pena ni contarlo. Pero esto lo había planeado por mucho tiempo y como el mérito de haberlo logrado al fin, no es mío sino de un amigo, Dn. Sergio Barriga Kreft, quien siempre me ha alentado en mis vuelos (azuzado en éste) y como tuve que luchar, además, contra viento y marea para llegar al final a tiempo con mi humanidad temblequeando a la rampa de despegue, te lo voy a contar, querido lector, así que ármate de paciencia y vamos con el relato. La idea de comenzar el III Milenio volando un ala delta es arriesgada, pero no alocada, puesto que lo hice ¿no?. A mí se me metió entre ceja y ceja a mediados del 99. Sería repetir mi despegue nocturno del 31/12/1993, sólo que no habría luna y además que en aquella ocasión hubo un viento suave. Como me parecía una deslealtad para con mis compañeros hacerlo solo, y además por seguridad, nadie mejor que nosotros para recoger los restos si alguno no pudiera con el despegue y se accidentara ( yo por ejemplo). Así por propia modestia, me decidí a compartir la gloria y los invité mientras hacíamos brasas debajo de la parrilla en nuestro Club a participar o a presenciar de un vuelo atrevido y excepcional, despegando a las 23:58 hs del día 31/12/99. Como que nadie se entusiasmó, unos porque consideraban que el 31 de Diciembre era para estar con la familia, padres etc. Otros que lo voy a pensar y que después te llamo. Yo insistía en vender mi pomada, sabía que me la podía. Pero la verdad un vuelo a esa hora, sin luna y con viento cero no era para convencer a nadie. No me fue mejor con mis hijos quienes con un movimiento de cabeza de derecha a izquierda, daban a entender que pobre viejo, está rayado y ponían la nariz como si estuvieran entrando a los baños del estadio. Mi mujer, por su lado, fue terminante: "Yo me voy donde mi mamá y si quieres matarte vas a tener que hacerlo solo". Ante tanta desaprobación tuve que agachar la cabeza y allí estaba mi cara de pescado en Temuco el 31 a la noche, mientras mi mente en Batuco hacía de las suyas. Días después me llamó Don Sergio "¿Y Don Basi, lo hizo o no?". Después de contarle mi desventura, me consoló: "Bueno, fíjese que aún está a tiempo, porque el milenio realmente recién va a comenzar el 31/12/2000". Le agradecí su atención asegurándole que este año lo haría de todas maneras. Pero el destino iba a poner muchas piedritas en el camino y el 16 de Julio, cuando íbamos llegando a Lampa donde vivimos, fuimos chocados frontalmente por un borracho que pretendía manejar una inmensa camioneta Chevrolet y mi mujer quedó hasta el día de hoy inválida. No obstante y muy discretamente me fui preparando. Hablé con un incondicional, mi amigo y compañero Alfonso Saavedra que con toda su familia me iban a acompañar como lo hicieron antes el 31/12/93, para el vuelo del año nuevo, con lo cual esa parte del proyecto quedaba asegurada y además hablé con mi hijo Roberto (de los más chicos), quien hacía andinismo desde los 14 y ahora era un fornido pailón de 18 a quién, para comprometerlo (iluso de mí) a ser de la partida, le pasé un Manual de Primero Auxilios de la ACHS y le dije: "Te nombro Jefe de Rescate" y las indicaciones para que buscara a otras dos personas y las entrenara. Por mi parte, traté de ponerme en onda, porque llevaba tiempo sin volar con eso del accidente. Llegado el momento hablé con mis hijos mayores invitándolos a esperar el Año Nuevo en mi casa haciéndole compañía a mi esposa inválida. Aquí estuvo el problema, me enrostraron mi falta de responsabilidad para con ella y me hicieron un prolijo lavado de cabeza, hasta reducirme a una porquería, un campeón del egoísmo. Por segunda vez morí en la rueda, nomás. Pero fíjate que Dios aprieta pero no ahoga, y así fue como en Enero pasado me vuelve a llamar Don Sergio y me espuelea: "Ya, déjese de lamentarse y cómprese El Mercurio del 30/12/2000 y después me cuenta. Verá que aún tiene una oportunidad más". Era verdad, hay 15 maneras de interpretar cuando comienzan el siglo y el milenio y la última dice que astronómicamente comienzan el 20 de Marzo de 2001 a loas 7:55 hs. Entonces renacieron mis esperanzas. Era mi última oportunidad, ahora... o esperar 1.000 años y me puse a entrenar como contratado, porque aunque sería de día, lo mismo era un despegue difícil con viento cero. Nuevamente hablé con mis compañeros, porque quería hacerlo en grupo y solamente Oscar se comprometió. Éste, posteriormente se excusó diciéndome que esa noche se había desvelado y consideró imprudente volar trasnochado. Así pues, querido amigo, estoy muy feliz por haberlo logrado, pero con un sabor amargo por haberlo hecho solo. Tal vez en 1000 años más... quién te dice.
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MIS REFLEXIONES...12: DE ATERRIZAJES Y ATERRORIZAJES
El 28 de mayo de 2001 describí uno de mis sueños y las reflexiones que siguen:
Veinte años atrás, soñaba frecuentemente con apacibles vuelos y lentos aterrizajes en despejapastizales donde ni un árbol u obstáculo se divisaban mirando a la redonda. Eran deliciosos sueños, donde noche a noche acudía a esos deltódromos creados por mi subconsciente.
En cambio ahora, mis sueños son puras pesadillas de viejo (pasé los 66 llevado a empujones por el tiempo). Porque se han ido acumulado dolores de todas clases. Mis destartalados huesos, inflamadas articulaciones, hinchadas encías, aplastados discos de mi columna, colesteroladas arterias, cansados ojos: todos duelen. Escapo de ellos cuando duermo, pero todos sabemos que los viejos duermen poco.
Entonces no es de extrañar que en mi sueño de anoche, buscara inútilmente donde aterrizar mientras el piso se acercaba inexorablemente. Desperté justo cuando mi ala se rompía contra un peñasco, o sea cuando mi cabeza casi estallaba de dolor. Mi mujer ( eterna competidora contra mi ala delta), despertó sobresaltada y preguntó: "¿Otra vez pesadillas?". y antes de que yo abriera la boca me advirtió: "No me cuentes nada hasta después del desayuno, porque trae mala suerte", y me dio la espalda.
Medio dormido aún, decidí continuar con el sueño, imaginando que habría ocurrido en la realidad: El ala derecha chocó con el peñasco flectándose y luego doblándose o quebrándose, pero amortiguando la caída. Dimos unas cuantas volteretas cayendo y la otra punta de ala se clavó entre las piedras doblándose. Yo, colgado al medio del ala me bandolié para todos lados y cuando el piso estaba ahí nomás, me hice un nudo con brazos y piernas. Cuando pasó la polvareda y después de chequear que no habían huesos rotos. Me preocupó que tanto destrozo me iba a costar unos cuantos cientos de dólares. Y lo que más lamentaba era el tiempo sin volar hasta que "El Pimpo" Tannenn me trajera los tubos desde Alemania.
Desvelado me puse a pensar que hubiera pasado en la realidad si en vez de mi ala hubiera sido un avión o un planeador y me dió un escalofrío. Es verdad que dentro de los deportes aéreos el aladeltismo es el menos peligroso al momento de aterrizar. Imagínense que nos puede ocurrir si aterrizamos sólo 35 Km/hora y como lo hacemos contra el viento, descontando la velocidad del mismo, apenas nos deslizamos sobre el terreno. Nosotros los aladeltistas podemos contar los aterrizajes más increíbles y para probarlo, nada mejor que algunos cuantos relatos:
En La Pirámide , una vez, estaban por despegar "El Gringo" Erik, "El Perro" Olivares, Jaime Didier, Cristián Cid y otros monstruos del aire. La Pirámide es una verdadera escuela, donde algunos días y en pleno verano se forman y desprenden unas pocas burbujas de aire caliente que rápidamente ascienden... y luego, nada más. El que no se vá en una de ellas, se vá a hacerle el quite a las lechugas que hay abajo, en las chacras. Entonces "El Gringo", que las olfatea mejor que "El Perro" (estamos hablando de las burbujas, no de las lechugas), se puso adelante como era habitual y apenas llegó la primera, se fue con ella. Apresuradamente salió detrás Roberto Ulate y se metió en la misma burbuja. Era un delirio mirar a esas dos alas girar y girar casi tocándose hasta perderse de vista por encima del Manquehue. Todo un arte, en que "El Gringo" daba clases. "El Perro" salió a la siga, y por aprovechar a lo máximo los restos de esa brisa térmica, lo pilló una ráfaga cuando hacía un giro muy pegado al cerro y crash. Fueron unos días de posta, nada más.
En la Pirámide , otra más: Este cerro todos los años se quema en el verano y cerca del despegue hay un alto eucaliptus medio quemado, color carbón. Esta vez "Tico" Meriz, hizo un 360ª, muy cerca del susodicho árbol, es decir lo inició, el viento le dió un empujoncito y "arborizaje" terminado. Estuvo unas 5 horas colgando de una rama hasta que los bomberos hicieran su trabajo.
En Batuco: Hay un frondoso pimiento junto a la cancha de aterrizaje. Por el 85 esa cancha era sumamente estrecha, pero no nos atrevíamos a cortarle ningún espino a Don Jorge, su propietario, porque no nos echara de ese lugar que era tan bueno para volar, y sólo de vez en cuando, sólo podábamos entre gallos y medianoche. Un día estaba volando a unos 500 metros de altura, cuando veo que dos alas coincidían en aterrizar al mismo tiempo. No me perdí detalle del tan alarmante episodio. Sucedió que una de ellas, la de Rodrigo, comenzó a quedarse más arriba en base a volar más despacio... hasta que llegó al tan temido stall, entonces, sin control, cayó sobre la copa del pimiento y allí quedó como mariposa. Felizmente el viento la apretaba hasta que pudieron asegurarla con amarras, descolgar al piloto y meterlo a la ducha. Rodrigo es ahora planeadorista. ¿Sería capaz de hacer lo mismo con su planeador y contarlo? Seguro que no.
Pero este es más increíble aún: Hace muchos años, en La Reina , durante un campeonato, a un piloto argentino: Mario Batich se le plegó su atlas en el aire, cayó haciendo giros desde unos 150 metros a una quebrada. El ala quedó apoyada entre dos peñascos y el piloto quedó milagrosamente ileso (colgando).
¿Que les parece un cablezaje?: Fue por el 85 que mi hija Myriam cursaba alas delta con Tomás Palominos que era el presidente del Club Fénix de Conchalí. Una tarde en que Mario, hijo del instructor hacía su primer vuelo desde la cumbre en La Pirámide , se congregó una buena cantidad de gente en el despegue los cuales aplaudieron y vitorearon a Mario, en ese su primer vuelo de altura...mientras se remontó por encima de sus cabezas. Luego de una cantidad de pasadas, comenzó a perder altura y los espectadores le gritaron una que otra recomendación para elevarse, pero el viento bajó y él también. Entonces todos volvieron a gritar pero de espanto: ¡Mario no veía los cables de alta tensión que había más abajo! La expectativa fue tremenda y todos callaron de repente cuando saltaron chispas, el ala se incendió y así cayó otros 20 metros en la ladera. Esta vez quedó la desbandada en el "Fénix". Mario salió de sus quemaduras... para nunca más volver. Y varios de los alumnos (Myriam incluida) también.
Son innumerables las historias de arborizajes, acuatizajes, caídas en los despegues, en las laderas, en medio de un bosque. A veces desde el aire se divisa un hermoso potrero despejado y cuando uno está ahí nomás rendido ante la inmutable ley de la gravedad, descubre unos malditos cables eléctricos en medio y de alguna manera, con su ala delta resuelve el problema...para contarlo.
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